El Arte de Pintar: Pasión y Perseverancia

La pintura es el arte más antiguo que se conoce, comenzó en la prehistoria con las miles de huellas que dejó el hombre en su recorrido como nómada, así fue evolucionando a través del tiempo, cada vez perfeccionaban más su técnica, hasta que se convirtió en lo que hoy se denomina como el arte de la expresión, considerada como la forma en la que el hombre interpreta el mundo desde sus ojos, y esto era y es plasmado en perfectas obras de arte que representan al hombre como un ser expresivo y gráfico.

En este sentido, la pintura es una técnica determinada para obtener una composición entre color, forma, textura y dimensiones, que permite plasmar en una superficie determinada, ya sea hoja, lienzo, una madera, un muro, entre otros; la expresión de un artista.

Es por eso que desde niños sentimos la necesidad de dibujar todo lo nuevo que vamos conociendo, es así como se puede afirmar que el arte viene innato en cada uno de nosotros, permitiendo ser una forma de comunicación que puede ser entendida por todos.

Obras Maestras ampliamente reconocidas como las Meninas de Velázquez o corrientes pictóricas como el realismo, puntillismo, impresionismo llegando al mundo artístico abstracto tienen cabida, buscando conectar con la sociedad de su época y transmitir la interpretación de su creador, pero incluso obras fallidas pueden ser expuestas como por ejemplo la exposición en Can Framis (Barcelona) que propone una especie de contrahistoria de la pintura figurativa a través de una selección de las peores pinturas de la colección del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).

Pero cuando en el interior de una persona nace el sonido de una pasión, a veces un pequeño ruido in crescendo, a veces un murmullo, pero que llega un momento que se convierte en un grito, en un atronador rugido que es imposible callar. Y en ese momento… ¿qué hacer?

El maravilloso mundo de la pintura es un lugar lleno de vida, de sentimiento, de pasión, de fuerza y creatividad, pero entre bastidores existe una realidad que nos da de bruces y hace despertar no sólo la dificultad de triunfar si no simplemente el sobrevivir entre una comunidad cada vez mayor y más global.

La pintura lleva emparejado el estudio, la investigación, el ensayo, el perfeccionamiento y sobre todo mucha práctica que hace potenciar el talento natural de cada uno, llegando a la conclusión que toda pasión lleva emparejado un sacrificio.

En mis talleres de pintura, compruebo que las necesidades de saciar su pasión por el arte son cubiertas de forma diferente en cada persona.

Unos buscan saciar su curiosidad, otros el reconocimiento, otros simplemente decorar con algo propio su vida, pero en todas las ocasiones se vislumbra el orgullo por crear, por transmitir, por sentir.

Ahora bien, cuando llega el momento de intentar dar el salto, de crecer, de intentar sobrepasar nuestros límites, de salir de la zona de confort; es en ese punto donde se descubre la dimensión e importancia de esa pasión. El repetir, el corregir, el analizar y conseguir avanzar, viene de la perseverancia y no rendirse ante todas las dificultades y casi siempre sacrificar los gustos o el tiempo por algo que nos aporte experiencia y técnica.

Así que para aprender a transmitir nuestras pasiones debemos luchar con perseverancia contra nuestros miedos, nuestros errores y con la práctica seguro daremos un salto importante en la magia de crear.

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