Vivir del Arte

Vamos a ser realistas: en España el plan de ocio por norma general para un fin de semana no es ir de museos o la valoración por el público en general del arte de los artistas emergentes o menos conocidos es prácticamente nula o muy alejada de la realidad del mercado.

Partiendo de aquí debemos suponer, y seguro que se deduce, que vivir del arte en España es de todo menos fácil.

Además, la sociedad en general piensa que comprarse una obra original no baja de 500€, cuando hay verdaderas maravillas por 50€ y también calamidades por precios cuanto menos cuestionables. Aún así no tenemos reparos en comprar láminas de Ikea por precios que podríamos lucir una obra original en nuestra casa.

Por otra parte podemos hablar la falsa promoción. Cada vez aparecen más galerías que cobran una cantidad por exponer, a veces envuelta en reserva de espacio, a veces como compensación de gastos, pero siempre es el artista el que adelanta su dinero a fin de iniciar el éxito de una exposición.

En teoría, el acuerdo, cuando una galería representa a un artista, debería ser algo así:

“El artista facilita la obra, la galería cede el espacio. Uno se hace cargo del transporte, otro gestiona la convocatoria a coleccionistas”. Así todo: un acuerdo entre dos partes. Y sobre la venta, un porcentaje lógico para la galería entre un 30 y un 50%. Así, ambos invierten y ambos ganan a partes proporcionadas.

Pero ahora hay galerías que quieren que se compense un alquiler y además del transporte tu obra, el seguro y el catering si hay. Y además un porcentaje generoso en caso de venta, que para eso ponen el nombre y lanzan la convocatoria.

Siempre con la excusa de que encima que les va a ayudar a darse a conocer, no querrán cobrar.

La valoración del trabajo de un artista, como otro cualquiera, debe reunir la condiciones de profesionalidad y respeto por las condiciones comerciales que generen el beneficio por ambas partes. No se puede consentir que engañen con el tema de la promoción. Esto es un tema de compra-venta y debe respetar esos términos.

Si como artista se busca promoción, se debe contratar a un profesional que haga un buen estudio, que mande información sobre el mismo a un destinatario que sabe que la va a leer, y que haga una buena campaña de marketing y promoción de la obra a quien debe conocerla.


La venta es la venta, y la promoción es otra cosa.


En esta línea de “hazlo gratis porque te promociono” tenemos también a los concursos de arte. No, los concursos no son una promoción real. A las convocatorias de arte hay que aplicar cuando de verdad tienen como premio algo que compensa.

Hay dos tipos de premios: Económico y no económico, que suele ser lograr exposiciones, salir en un libro, etc.

Pero también hay que saber cuándo es un premio real y cuándo se venden falsas promesas.

Un premio económico que compensa es un premio superior a la suma del precio de venta de la obra más el precio por la aplicación y demás gastos.

Por otro lado, una compensación no económica no es una exposición en la sala perdida de turno. Eso ni promociona, ni vende.

Un buen premio no económico es lograr por ejemplo una exposición individual en una galería de arte medianamente conocida, o incluso pasar a su cartera de artistas.

También es cierto que mediante el pago por aplicación se quitan mucha morralla que manda obra porque sí a todo sin orden y con documentación vergonzosa y que lo único que logra es hacer perder el tiempo al receptor, pero con todo la conclusión q se debe llegar es:

Si todo el colectivo de artistas nos uniéramos contra estas prácticas, conseguiríamos un mayor reconocimiento a nuestro trabajo y una mayor profesionalización del sector.

No se debe regalar el tiempo, dinero y obra a cambio de la falsa promesa de una promoción que no es tal.

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